jueves, 26 de junio de 2014

Algunas reflexiones sobre la paz

Algunas reflexiones sobre la paz, apropósito de la lectura de Arturo escobar Territorios de diferencia: Lugar, movimientos, vida, redes

Un hilo de sangre salió por debajo de la puerta,
Atravesó la sala, salió a la calle,
siguió en un curso directo por los andenes disparejos,
Descendió escalinatas y subió pretiles,
Pasó de largo por la calle de los Turcos,
Dobló una esquina a la derecha y otra a la izquierda
(Gabriel García Márquez, Cien años de soledad)

A Manera de introducción
Actualmente esta en boga el tema de la paz, y el proceso de dialogo con la guerrilla de la FARC, se ha convertido en un elemento determinante en la coyuntura electoral del país.  Se ha sembrado en el imaginario colectivo la idea de que sí hay acuerdo con la FARC, hay paz,  este ha sido a falta de otras propuestas el gancho de campaña, y la base de la actual polarizacion del país, Paz o Guerra (en verdad una encrucijada del alma).  Este texto quiere ir un poco más allá de quien gana las elecciones o con que discurso, este ensayo quiere reflexionar sobre lo sustancial de la Paz,  y la primera reflexión es Que la Paz,  es mucho más que la ausencia del conflicto armado, en este sentido no hay garantía de que si las FARC y posteriormente el ELN, deponen armas,  se agote el conflicto, y  esto está estrechamente relacionado con lo anterior,  pues el conflicto armado es una expresión de un conflicto más complejo,  nuestro conflicto armado es el resultado de una historia marcada por la exclusión, la desigualdad, eliminación de formas distintas no hegemónicas de pensar, de concebir el mundo.  Desde la colonia la lucha de resistencia entre lo amerindio y lo europeo,  se ha dado en el marco de una tensión de centro-periferia, donde se impuso la visión europea de civilización, ha marcado nuestra historia, desde entonces se sembró en el devenir de nuestra América y en el de Colombia la semilla del conflicto.
Este ensayo no aspira ser más que eso, un ensayo, una exposición de ideas al rededor de la lectura de Arturo Escobar y su texto “Territorios de diferencia: Lugar, movimientos, vida, redes”, que en mi parecer toca elementos claves en términos de esa relación de colonialidad profundamente enraizada en nuestra cultura y nuestra sociedad, configuradora de las condiciones sociales de desigualdad, marginalización, desconocimiento y anulación del otro, en lo social, lo cultural, lo económico y lo ambiental,  es este conflicto el que se expresó en armas, y que luego muto, se pervirtió y prostituyó. Así pues que mientras estos elementos estructurales no se resuelvan, difícilmente podemos pensar en la paz.

Algunas reflexiones sobre la paz, apropósito de la lectura de Arturo escobar Territorios de diferencia: Lugar, movimientos, vida, redes
Escobar ubica al pacifico colombiano como un territorio donde se expresan y materializan una serie de tensiones sociales, políticas, económicas, ecológicas. Esta región es una de las más ricas en términos de biodiversidad y por su posición geográfica es una zona estratégica para el desarrollo  mega proyectos, que desde la lógica del desarrollo económico, choca y trasgrede la lógicas vernácula,  arrasando la cultura, la biodiversidad, la tradición y hasta la misma vida de quienes históricamente han habitado estos territorios, negros e indígenas[1] olvidados por el Estado y la sociedad,  y que hoy se encuentras sitiados por la globalización y su paradigma de desarrollo capitalista. 
“Las dinámicas subnacionales de la globalidad imperial están patéticamente ilustradas por la experiencia de la región del Pacífico”
En este contexto el autor ubica este conflicto,  que no es otro que la tensión centro periferia, dominación – subalternos,  Hegemonía – Emancipación en términos de Boavetura De Sousa, y que se materializa en el pacifico colombiano, territorio región de grupos étnicos y su resistencia por la supervivencia (física, de su cultura de su biodiversidad) ante el avance voraz del desarrollo occidental, la modernidad y globalización del capital, que desconocen el verdadero valor de esta región y la configuran como un teatro de guerra,  convirtiendo la riqueza de esta región en su peor desgracia.
“hacia finales de la década del noventa, el régimen de la globalidad imperial se había reafirmado con fuerza y la región se vio sumergida en un lodazal de violencia, en una expansión capitalista despiadada y en un desplazamiento masivo, afectando así a las comunidades indígenas y negras y al ambiente, con una virulencia particular: una reafirmación de la colonialidad del saber, del poder y de la naturaleza.”
Esto es en gran medida el resultado de los intentos capitalistas por apropiarse de la selva húmeda tropical, para el desarrollo de actividades extractivas, desarrollistas bajo el discurso del progreso modernista, esta postura hegemónica occidentalizada de desarrollo, desconoce la existencia de otras formas de ver, entender el muncho, definiéndolas como primarias, pre modernas, en lo que el autor define como la guerra que ha declarado la modernidad capitalista a los ecosistemas del planeta, en esa lógica de colonialidad[2], que en su ejercicio de alteridad, desconoce y elimina los conceptos locales de desarrollo, que se distancian de las compresiones “modernas” que desplazan los sistemas tradicionales de producción,  a fin de insertarlos en lógicas y dinámicas de mercado, con profundas consecuencias en los sistemas culturales, políticos sociales y económicos de los grupos étnicos de la región.
“la transformación de regiones como el Pacífico por la globalidad imperial es, de hecho, una transformación o conquista triple; ésta implica la transformación de economías locales diversas, parcialmente orientadas a la auto-reproducción y a la subsistencia, en una economía monetizada y orientada hacia el mercado; la transformación de ecosistemas particulares en formas modernas de naturaleza; y la transformación de las culturas locales basadas-en-lugar en culturas que cada vez más se asemejan a la modernidad euro-andina”
(…)
“aunque muchos de los desarrollos convencionales ciertamente tomaron lugar, en la mayoría de los casos tuvieron consecuencias negativas para la gente local y los ecosistemas”  
Este proceso de  colonialidad, Escobar lo describe de la siguiente manera:
colonialidad señala dos procesos paralelos: la supresión sistemática de los conocimientos y las culturas subordinadas (el encubrimiento del otro) por la modernidad dominante; y la necesaria emergencia, en el mismo choque, de conocimientos particulares moldeados por esta experiencia…”
Este proceso de anulación del otro por parte de la postura dominante es el escenario donde se desenvuelven las relaciones de dominación, exclusión, marginalización y eliminación simbólica y física del otro, elemento que reitero está en la base de nuestro conflicto social, y que en la región pacifico se expresa a pesar de sus resistencia, en las comunidades étnicas y negras de esta zona del país.
“los grupos negros e indígenas del Pacífico —como seguramente muchos otros grupos en el mundo— han vivido siempre en un conocimiento y una cultura pluriversa; pero han hecho esto como grupos dominados, lo cual hace toda la diferencia”
Estos conflictos son expresión de las diferencias ontológicas que subyace en las maneras de entender el mundo, es decir como en una región se expresan las configuración de dos mundos distintos y opuestos,  este elemento es crucial desde el punto en el cual me quiero ubicar para hacer la reflexión en torno a los elementos constitutivos y configuradores de conflicto social, presentes a lo largo de nuestra historia, que insisto es el resultado de la imposición de un modelo hegemónico de pensar y ver el mundo, que excluye, margina y elimina otras formas alternativas o simplemente distintas,  la intolerancia e inconveniencia para la posición dominante de estas posturas, configuró relaciones de desigualdad,  definiendo una serie de valores y arraigándolos  en nuestra cultura,  que reproducen desigualdad,  y que se expresa en nuestra realidad de violencia a lo largo de nuestra historia republicana..  Este es el hilo de sangre que atraviesa nuestra historia:
Desde finales de la década de los noventa, las guerrillas y los paramilitares han estado aumentando su presencia en la zona, con el propósito de conseguir el control de los territorios, que son tanto ricos en recursos naturales como el sitio ideal para proyectos de desarrollo de gran escala.
(…)
En algunas áreas, el desplazamiento ha sido causado por paramilitares pagados por cultivadores ricos de palma africana, con el propósito de expandir sus posesiones e incrementar su producción de aceite para los mercados mundiales. Esta estrategia se ha llevado a cabo en parte en nombre del desarrollo
Para Escobar “Podría parecer paradójico hablar sobre la paz cuando el mundo es cada vez más nefasto y caótico.” Bajo este contexto la pregunta es ¿Sí es posible agotar y superar el conflicto armado que vive Colombia, en un escenario de negociación, mientras no se redefinan las condiciones de dominación, exclusión, y eliminación (simbólica y física) en lo social, lo político, lo cultural y lo económico? Mas aun cuando estos aspectos se han  abordado de manera superficial,  en el actual proceso de dialogo (valga decirlo).  El fin de la confrontación armada, es solo el presupuesto básico para pensar en la Paz como fin ulterior,  es el punto de partida y no de llegada.  Pensar en una Paz sostenible y duradera implica abordar seriamente estos aspectos, profundamente arraigados en nuestra sociedad y promovidas por las lógicas perversas de la modernidad occidentalizada y la globalización en pro del capital, que define relaciones desiguales, de dominación, marginalización y eliminación de lógicas distintas, que puedan amenazar su posicionamiento y reproducción, pensar en cambiar estos paradigmas es entender la Paz  “como un conjunto de procesos económicos, culturales y ecológicos que traen consigo una medida de justicia y de balance a los órdenes sociales y naturales” lo que implica “la valoración de la diferencia y la aceptación de complementariedades y convergencias construidas a partir de la diversidad de cosmovisiones y prácticas”. Es decir la necesidad de construir puntos de equilibrio entre las posturas hegemónicas y las alternativas, como lo proponen Maturana y Varela,  “un conflicto puede resolverse sólo si nos movemos hacia otro dominio donde tome lugar la coexistencia” esto en términos de lo social, lo cultural, lo económico, lo político, supone movernos a otros postulados alternativos al de la modernidad occidental, la globalización del capitalista y las lógicas de mercado hegemónicas, que la civilización occidental ha venido imponiendo a todo el mundo.
En este contexto,  “Colombia representa patrones de exclusión histórica que también se encuentran en muchas partes de Latinoamérica, pero rara vez con tal profundidad. Mientras la desigualdad ha empeorado en los últimos 20 años,  por los sucesivos regímenes neo-liberales, ha tenido una larga base histórica en la estructura de la tenencia de la tierra y el capital industrial. Hoy en día, 1.1% de los dueños de la tierra controlan más de 55% de toda la tierra cultivable, lo que es sin dada una de las expresiones de lo anteriormente planteado.
Este el panorama que define el gran reto de lograr la Paz, la Paz es más que la usencia del conflicto,  y hay que entender el conflicto como una consecuencia de una serie de factores de exclusión, dominación y eliminación en lo político, lo social, lo económico, lo ambiental, etc. que se reproducen y refuerzan a la luz de de algunas dinámicas propias de la globalización y la modernidad capitalista,  de las lógicas de mercado que refuerzan y profundizan enclaves de pobreza, como lo expone Escobar en algunas de las líneas de su texto en el caso especifico del pacifico colombiano. 
Pero si el conflicto es la consecuencia de todas estas dinámicas,  pensar en la Paz, implica pensar en resolver las causas del conflicto, y estas causas están estrechamente ligadas al modelo de crecimiento económico, a las lógicas de mercado impuestas por la globalización y su discurso de modernidad. Si en verdad la apuesta de la sociedad en su conjunto es la Paz,  a la sociedad y a el Estado les será imperativo cuestionar y cambiar estos paradigmas, es decir cambiar sus paradigmas de desarrollo.





[1] Esta área, de selva húmeda tropical, ha sido el espacio de vida de más o menos un millón de personas, 95% de ellos afrocolombianos, con alrededor de cincuenta mil indígenas pertenecientes a varios grupos étnicos
[2] aquello que el proyecto de la modernidad necesita descartar y volcar en aras de implantarse a sí misma como modernidad (Walter Mignolo)