Algunas
reflexiones sobre la paz, apropósito de la lectura de Arturo escobar “Territorios de diferencia: Lugar, movimientos, vida, redes”
Un hilo de sangre salió por debajo de la puerta,
Atravesó la sala, salió a la calle,
siguió en un curso directo por los andenes disparejos,
Descendió escalinatas y subió pretiles,
Pasó de largo por la calle de los Turcos,
Dobló una esquina a la derecha y otra a la izquierda…
(Gabriel
García Márquez, Cien años de soledad)
A Manera de introducción
Actualmente
esta en boga el tema de la paz, y el proceso de dialogo con la guerrilla de la FARC , se ha convertido en un
elemento determinante en la coyuntura electoral del país. Se ha sembrado en el imaginario colectivo la
idea de que sí hay acuerdo con la FARC , hay paz, este ha sido a falta de otras propuestas el
gancho de campaña, y la base de la actual polarizacion del país, Paz o Guerra (en
verdad una encrucijada del alma). Este
texto quiere ir un poco más allá de quien gana las elecciones o con que
discurso, este ensayo quiere reflexionar sobre lo sustancial de la Paz , y la primera reflexión es Que la Paz , es mucho más que la ausencia del conflicto
armado, en este sentido no hay garantía de que si las FARC y posteriormente el
ELN, deponen armas, se agote el
conflicto, y esto está estrechamente
relacionado con lo anterior, pues el
conflicto armado es una expresión de un conflicto más complejo, nuestro conflicto armado es el resultado de
una historia marcada por la exclusión, la desigualdad, eliminación de formas
distintas no hegemónicas de pensar, de concebir el mundo. Desde la colonia la lucha de resistencia
entre lo amerindio y lo europeo, se ha
dado en el marco de una tensión de centro-periferia, donde se impuso la visión
europea de civilización, ha marcado nuestra historia, desde entonces se sembró
en el devenir de nuestra América y en el de Colombia la semilla del conflicto.
Este
ensayo no aspira ser más que eso, un ensayo, una exposición de ideas al rededor
de la lectura de
Arturo Escobar y su texto “Territorios
de diferencia: Lugar, movimientos, vida, redes”, que en mi parecer toca elementos claves
en términos de esa relación de colonialidad profundamente enraizada en nuestra
cultura y nuestra sociedad, configuradora de las condiciones sociales de
desigualdad, marginalización, desconocimiento y anulación del otro, en lo social,
lo cultural, lo económico y lo ambiental,
es este conflicto el que se expresó en armas, y que luego muto, se pervirtió
y prostituyó. Así pues que mientras estos elementos estructurales no se
resuelvan, difícilmente podemos pensar en la paz.
Algunas
reflexiones sobre la paz, apropósito de la lectura de Arturo escobar “Territorios de diferencia: Lugar, movimientos, vida, redes”
Escobar
ubica al pacifico colombiano como un territorio donde se expresan y
materializan una serie de tensiones sociales, políticas, económicas, ecológicas.
Esta región es una de las más ricas en términos de biodiversidad y por su
posición geográfica es una zona estratégica para el desarrollo mega proyectos, que desde la lógica del
desarrollo económico, choca y trasgrede la lógicas vernácula, arrasando la cultura, la biodiversidad, la
tradición y hasta la misma vida de quienes históricamente han habitado estos
territorios, negros e indígenas[1] olvidados
por el Estado y la sociedad, y que hoy
se encuentras sitiados por la globalización y su paradigma de desarrollo
capitalista.
“Las dinámicas subnacionales de la
globalidad imperial están patéticamente ilustradas por la experiencia de la
región del Pacífico”
En
este contexto el autor ubica este conflicto, que no es otro que la tensión centro
periferia, dominación – subalternos, Hegemonía
– Emancipación en términos de Boavetura
De Sousa, y que se materializa en el pacifico colombiano, territorio región
de grupos étnicos y su resistencia por la supervivencia (física, de su cultura
de su biodiversidad) ante el avance voraz del desarrollo occidental, la
modernidad y globalización del capital, que desconocen el verdadero valor de
esta región y la configuran como un teatro de guerra, convirtiendo la riqueza de esta región en su
peor desgracia.
“hacia finales de la
década del noventa, el régimen de la globalidad imperial se había reafirmado
con fuerza y la región se vio sumergida en un lodazal de violencia, en una
expansión capitalista despiadada y en un desplazamiento masivo, afectando así a
las comunidades indígenas y negras y al ambiente, con una virulencia
particular: una reafirmación de la colonialidad del saber, del poder y de la
naturaleza.”
Esto es en gran medida el
resultado de los intentos capitalistas
por apropiarse de la selva húmeda tropical, para el desarrollo de actividades
extractivas, desarrollistas bajo el discurso del progreso modernista, esta
postura hegemónica occidentalizada de desarrollo, desconoce la existencia de
otras formas de ver, entender el muncho, definiéndolas como primarias, pre modernas,
en lo que el autor define como la guerra
que ha declarado la modernidad capitalista a los ecosistemas del planeta, en
esa lógica de colonialidad[2], que en
su ejercicio de alteridad, desconoce y elimina los conceptos locales de
desarrollo, que se distancian de las compresiones “modernas” que desplazan los
sistemas tradicionales de producción, a
fin de insertarlos en lógicas y dinámicas de mercado, con profundas
consecuencias en los sistemas culturales, políticos sociales y económicos de
los grupos étnicos de la región.
“la transformación de regiones como el Pacífico por la globalidad
imperial es, de hecho, una transformación o conquista triple; ésta implica la
transformación de economías locales diversas, parcialmente orientadas a la
auto-reproducción y a la subsistencia, en una economía monetizada y orientada
hacia el mercado; la transformación de ecosistemas particulares en formas
modernas de naturaleza; y la transformación de las culturas locales
basadas-en-lugar en culturas que cada vez más se asemejan a la modernidad
euro-andina”
(…)
“aunque muchos de los desarrollos convencionales ciertamente tomaron
lugar, en la mayoría de los casos tuvieron consecuencias negativas para la
gente local y los ecosistemas”
Este proceso de
colonialidad, Escobar lo describe de la siguiente manera:
“colonialidad
señala dos procesos paralelos: la supresión sistemática de los conocimientos y
las culturas subordinadas (el encubrimiento del otro) por la modernidad
dominante; y la necesaria emergencia, en el mismo choque, de conocimientos
particulares moldeados por esta experiencia…”
Este proceso de anulación del
otro por parte de la postura dominante es el escenario donde se desenvuelven
las relaciones de dominación, exclusión, marginalización y eliminación
simbólica y física del otro, elemento que reitero está en la base de nuestro
conflicto social, y que en la región pacifico se expresa a pesar de sus
resistencia, en las comunidades étnicas y negras de esta zona del país.
“los
grupos negros e indígenas del Pacífico —como seguramente muchos otros grupos en
el mundo— han vivido siempre en un conocimiento y una cultura pluriversa; pero
han hecho esto como grupos dominados, lo cual hace toda la diferencia”
Estos conflictos son
expresión de las diferencias ontológicas que subyace en las maneras de entender
el mundo, es decir como en una región se expresan las configuración de dos
mundos distintos y opuestos, este
elemento es crucial desde el punto en el cual me quiero ubicar para hacer la
reflexión en torno a los elementos constitutivos y configuradores de conflicto
social, presentes a lo largo de nuestra historia, que insisto es el resultado
de la imposición de un modelo hegemónico de pensar y ver el mundo, que excluye,
margina y elimina otras formas alternativas o simplemente distintas, la intolerancia e inconveniencia para la
posición dominante de estas posturas, configuró relaciones de desigualdad, definiendo una serie de valores y
arraigándolos en nuestra cultura, que reproducen desigualdad, y que se expresa en nuestra realidad de
violencia a lo largo de nuestra historia republicana.. Este es el hilo de sangre que atraviesa nuestra historia:
Desde finales de la década de los noventa, las guerrillas y los
paramilitares han estado aumentando su presencia en la zona, con el propósito
de conseguir el control de los territorios, que son tanto ricos en recursos
naturales como el sitio ideal para proyectos de desarrollo de gran escala.
(…)
En algunas áreas, el desplazamiento ha sido causado por paramilitares
pagados por cultivadores ricos de palma africana, con el propósito de expandir
sus posesiones e incrementar su producción de aceite para los mercados
mundiales. Esta estrategia se ha llevado a cabo en parte en nombre del
desarrollo
Para Escobar “Podría parecer paradójico hablar sobre la
paz cuando el mundo es cada vez más nefasto y caótico.” Bajo este contexto
la pregunta es ¿Sí es posible agotar y
superar el conflicto armado que vive Colombia, en un escenario de negociación,
mientras no se redefinan las condiciones de dominación, exclusión, y
eliminación (simbólica y física) en lo social, lo político, lo cultural y lo
económico? Mas aun cuando estos aspectos se han abordado de manera superficial, en el actual proceso de dialogo (valga
decirlo). El fin de la confrontación armada,
es solo el presupuesto básico para pensar en la Paz como fin ulterior, es el punto de partida y no de llegada. Pensar en una Paz sostenible y duradera implica
abordar seriamente estos aspectos, profundamente arraigados en nuestra sociedad
y promovidas por las lógicas perversas de la modernidad occidentalizada y la globalización
en pro del capital, que define relaciones desiguales, de dominación,
marginalización y eliminación de lógicas distintas, que puedan amenazar su
posicionamiento y reproducción, pensar en cambiar estos paradigmas es entender la Paz “como un conjunto de procesos
económicos, culturales y ecológicos que traen consigo una medida de justicia y
de balance a los órdenes sociales y naturales” lo que implica “la valoración de la diferencia y la
aceptación de complementariedades y convergencias construidas a partir de la
diversidad de cosmovisiones y prácticas”. Es decir la necesidad de construir
puntos de equilibrio entre las posturas hegemónicas y las alternativas, como lo
proponen Maturana y Varela, “un conflicto puede resolverse sólo si nos
movemos hacia otro dominio donde tome lugar la coexistencia” esto en
términos de lo social, lo cultural, lo económico, lo político, supone movernos
a otros postulados alternativos al de la modernidad occidental, la
globalización del capitalista y las lógicas de mercado hegemónicas, que la civilización
occidental ha venido imponiendo a todo el mundo.
En este contexto, “Colombia
representa patrones de exclusión histórica que también se encuentran en muchas
partes de Latinoamérica, pero rara vez con tal profundidad. Mientras la
desigualdad ha empeorado en los últimos 20 años, por los sucesivos regímenes neo-liberales, ha
tenido una larga base histórica en la estructura de la tenencia de la tierra y
el capital industrial. Hoy en día, 1.1% de los dueños de la tierra controlan
más de 55% de toda la tierra cultivable, lo que es sin dada una de las expresiones de lo anteriormente
planteado.
Este el panorama que define
el gran reto de lograr la Paz ,
la Paz es más que
la usencia del conflicto, y hay que
entender el conflicto como una consecuencia de una serie de factores de
exclusión, dominación y eliminación en lo político, lo social, lo económico, lo
ambiental, etc. que se reproducen y refuerzan a la luz de de algunas dinámicas
propias de la globalización y la modernidad capitalista, de las lógicas de mercado que refuerzan y
profundizan enclaves de pobreza, como lo expone Escobar en algunas de las líneas
de su texto en el caso especifico del pacifico colombiano.
Pero si el conflicto es la
consecuencia de todas estas dinámicas, pensar
en la Paz ,
implica pensar en resolver las causas del conflicto, y estas causas están
estrechamente ligadas al modelo de crecimiento económico, a las lógicas de
mercado impuestas por la globalización y su discurso de modernidad. Si en
verdad la apuesta de la sociedad en su conjunto es la Paz , a la sociedad y a el Estado les será
imperativo cuestionar y cambiar estos paradigmas, es decir cambiar sus
paradigmas de desarrollo.
[1]
Esta área, de selva húmeda tropical, ha sido el espacio de vida de más o menos
un millón de personas, 95% de ellos afrocolombianos, con alrededor de cincuenta
mil indígenas pertenecientes a varios grupos étnicos
[2]
aquello que el proyecto de la modernidad necesita descartar y volcar en aras de
implantarse a sí misma como modernidad (Walter Mignolo)