¿A QUÉ PAZ ES A LA QUE LE ESTAMOS APOSTANDO?
Jorge
Jaime Espalza[1]
twitter: @jorgejaimee
Skype: jorge.jaime.espalza
http://jorgejaimee.blogspot.com/
¿A
Qué paz es a la que le estamos
apostando?, ésta es la pregunta que me asalta desde hace ya un tiempo, y me asalta
como analista, como académico, pero sobre todo como ciudadano colombiano, que ad
portas de la firma de un acuerdo con las guerrillas de las FARC, no se
vislumbran decisiones o acciones fácticas que posibiliten en un mediano plazo,
la consolidación de una Paz Estable, Duradera y Sostenible.
Antes
de plantear mi inquietud quiero hacer una claridad, ya que en este país, quien apoye el proceso de
diálogo es santista y quien no, es uribista, y en mi caso la única afiliación
es la de colombiano, y mi única motivación y fin ulterior es la de poder legarle
a mi hija un mundo, un país, un entorno en ausencia de la guerra, dicho esto
sigamos.
Creo
firmemente en que es necesario buscar salidas políticas, dialogadas, distintas
a las balas a nuestro conflicto, pero veo con gran preocupación lo superfluo del
proceso de diálogo, y con esto no quiero decir que los temas que se están
abordando en la Habana sean irrelevantes, de ninguna manera, sino que estos aunque
importantes, son las consecuencias y no las causas del nuestro conflicto es decir
la exclusión social y política, la desigualdad y dinámicas perversas de pobreza, en este orden de ideas, este proceso no es en
el estricto sentido de la palabra, RADICAL[2],
pues no va a la raíz del problema, y en este sentido las acciones encaminadas a
la Consolidación una Paz estable, duradera y sostenible en Colombia,
si bien no pueden ser inmediatas, si deben
ser RADICALES.
Sin
duda un tema tan complejo y sensible como la PAZ no tiene soluciones mágicas fórmulas univocas, por el contrario, pero consolidar un escenario de paz en Colombia, necesita
como presupuestos mínimos una disposición real y una gran capacidad de
respuesta efectiva (no discursiva) a las adversidades y los retos que impone la
necesidad histórica de legar a nuestros hijos un país sin guerra; en este orden
de ideas la experiencia y la historia mismas nos muestra que No es con una
hueca retórica de cambio, que se logrará la PAZ, el mejor vehículo para llegar consolidar un
escenario de Paz, y de eso no me cabe la menor duda, es una Política
Social Efectiva, Justa, Equitativa y sobre todo Socialmente
Responsable, que pueda pagar, sanar la deuda histórica que este país
tiene con los excluidos, marginados, con los pobres, con los indígenas, con los
negros, con los y las jóvenes, y es ahí precisamente donde comienza a crecer mi
preocupación, pues las acciones desde el gobiernos, no solo este, pero en
particular este, no responden desde la política pública a pagar esa deuda
histórica, y por el contrario con algunas decisiones o no decisiones, profundizan
la cada vez más marcada diferencia entre los que más tienen y los que menos
tienen.
Como
toda interpretación tiende a la evidencia, sin permitirme caer en la casuística,
si quiero presentar algunos aspectos de nuestra política social.
Una
política pública seria, justa, equitativa y socialmente responsable, que en realidad
responda a los retos que nos impone la historia de construir una paz Estable, Duradera y Sostenible en Colombia,
pasa por revisar el modelo económico,
rehacer la política social en aspectos tan sensibles como el empleo, la
educación y la salud, ajustar la política fiscal y tributaria, todo esto con un
racero equidad y justicia social. La
pregunta es entonces si ¿este o el siguiente gobierno está dispuesto a hacer
cambios radicales como requisito mínimos para la paz?, esto es imperativo
si no queremos quedarnos en la retórica de la paz.
Comencemos
por lo que a mi parecer es lo más contundente y necesario revisar, el Modelo Económico, pero ¿Qué es el Modelo
Económico?, el modelo económico no es otra cosa que las reglas de juego que un Estado
adopta para manejar la economía como base del desarrollo, claro está desde una postura
economicista del desarrollo, es decir
crecimiento económico es igual a desarrollo, pues esta formula en Colombia no
funcionó, o al menos no para generar desarrollo social con equidad, sirvió para
mostrar crecimiento económico en una lógica de acumulación y generación de
capital, ojo de capital, no de riqueza, sea dicho de paso que esta acumulación
de capital se dio a expensas de estrangular el bolsillo de los más pobres.
Colombia
asumió desde mucho antes de 1991, y fue ratificado y perfeccionado en la constitución
de 1991, un modelo económico de corte neoliberal y libre mercado, y ¿qué es eso?,
pues que se asume que el mercado es el mejor asignador de bienestar, es decir
que deja en manos de los privados el acceso a los derechos en forma de prestación
servicios, (y es distinto un derecho a un servicio) y el Estado se limita a configurar
las condiciones para que el mercado funcione y todo pueda ser un muy buen
negocio, esta fórmula ha resultado buena para fortalecer las lógicas de
acumulación de capital, pero ha sido un cáncer en la política social, y que ha
agudizado a punto de lo perverso, nefasto e inhumano la realidad de temas como
la salud, la educación, el empleo, la política fiscal, entre otros aspectos. En
Colombia es evidente el contraste entre los indicadores macro económicos y los
indicadores sociales, por eso si queremos ser radicales y atender a las causas
de nuestro conflicto es “impajaritable” revisar la matriz o modelo económico, y
con esto no estoy hablando de comunismo o socialismo, estoy hablando de un Estado
Social de Derechos al derecho, donde los derechos sean derechos y no servicios
brindados por privados.
Lo
anterior explica porque en un país tan rico hay tanta pobreza, pues sencillo, que por cuenta de las decisiones
de políticas del estado, los ricos cada vez son más ricos y los pobres cada vez
más pobres por la misma razón.
Para
resumir la cosa, tenemos una política social al servicio los intereses económicos,
y eso NO GENERA igualdad, equidad y
justicia social, el reto es entonces ¿cómo avanzar en una política pública
efectiva, equitativa, justa y que sea socialmente responsable?, he ahí el punto
de construir una paz sostenible y duradera, estamos dispuestos como nación, como
Estado y como sociedad (y esto incluye especialmente los sectores económicos
del país, históricamente favorecidos por el modelo) a hacer una re-ingeniería social, política y económica que sea la base de la tan anhelada paz.
La
historia nos ha mostrado en distintos momentos que si hay algo difícil de
cambiar es el modelo económico y no es que no se pueda pero es necesario tener
un acérrima voluntad política real, y acá no se ve aun, muestra de esto es la postura desde el
gobierno cuando para mantener la confianza inversionista, reitera una y otra
vez que “no negociamos el modelo
económico”, estoy de acuerdo en que
no es con las guerrillas que se tiene que negociar el modelo económico o la
política agraria y menos la política social, no, esto se debe acordar con la
sociedad en su conjunto, pero antecedentes como el acuerdo de Chicoral para
mantener y fortalecer el latifundio, el acuerdo bipartidista previo a la
asamblea nacional constituyente de 1991 que no quiso ajustar el modelo
económico[3],
nos muestran otra cosa, esa es una muy mala señal.
Ya
para concluir, me permito sugerir algunas acciones radicales para avanzar en
una política pública efectiva, equitativa, justa y que sea socialmente
responsable, que aporten a consolidar un escenario de paz estable y duradera.
1. Cambio del móldelo económico: El Estado no
puede seguir siendo el configurador de
las condiciones del mercado, el Estado debe asumir desde la perspectiva de un
estado de derechos, la garantía de los derechos, esto implica un cambio del
modelo económico, para que el Estado y no el mercado como pasa actualmente, garantice
el acceso en condiciones de igualdad, efectividad y calidad y sobre todo dignidad en el goce efectivo de
los derechos a la salud, la educación, entre otros.
2. Una educación pública, de calidad y
con equidad en el acceso en todos los niveles, como
presupuesto para la paz, lo que implica entre otras acciones garantizar la financiación
de la educación pública.
3. Una salud humana, que no sea
un negocio perverso donde la vida vale menos que un procedimiento, un medicamento
o una atención oportuna.
4. Una política laboral digna: que
garantice los derechos y no la flexibilización laboral promovida desde el mismo
Estado, que permite a los empleadores (públicos y Privados) evadir responsabilidades
de prestaciones sociales en detrimento de los trabajadores.
5. Una política de tierras o reforma
agraria: sería, responsable y acompañada de una política de estímulo a desarrollo
rural del pequeño y mediano campesino, los indígenas y las comunidades negras.
6. Una reforma tributaria
estructural. Una
política fiscal y tributaria más progresiva y menos regresiva, es decir que el que más tiene más pague ej.
Impuesto al patrimonio o a las utilidades y menos impuestos regresivos como el
IVA.
7. Y finalmente
una reingeniería del Estado: que lo haga efectivo, eficaz y eficiente, que
lleve a la corrupción si no a cero, si a “niveles razonables” pues acá ya
rayamos con lo perverso.
Estas acciones radicales no serían las únicas
necesarias para construir la paz que todos o al menos la mayoría queremos, pero
reitero, son imprescindibles y que tendríamos que asumir si en verdad queremos
superar el conflicto y poder no solo hablar de paz sino construirla. Este no es un proceso fácil y mucho menos
inmediato pero sin duda imprescindible en la tarea de construir la paz, ahora
bueno ¿hasta dónde estamos dispuesto como Estado, como gobierno y como sociedad
a cambiar nuestra cultura política y el ejercicio de ciudadanía?, ¿Qué tantos
estamos dispuestos a hacer estos cambios radicales? De la respuesta a esta pregunta dependerá el tipo
de paz queremos construir, este es el
reto de los gobiernos y en especial de este, si quiere pasar a la historia como
el gobierno que firmó unos acuerdos con un grupo armado, o el gobierno que la
aposto a construir una paz
Estable, Duradera y Sostenible en Colombia.
Después de esto solo me queda pedirle al gobierno que
haga un gesto humanitario como muestra voluntad de paz, especialmente en el
tema de la salud, ¿cuántos muertos más necesitamos para que nos entender y
aceptar que el sistema es fratricida, nefasto e inhumano, que un ajuste retórico
como la ley estatutaria de la salud, en nada cambia la realidad, no es la solución
y que mientras la reforma busque mantener el negocio lo único que va a cambiar
es el marco legal de los muertos, igual muertos por la perversidad del sistema
de salud.
Sociólogo, Esp. en Análisis de
Políticas Públicas - Universidad Nacional de Colombia.
[2] el uso de las frases
“cambio radical” y “cambios radicales” en este texto, no hace referencia en ningún
sentido al partido, su usó alude al estricto
sentido etimológico de la frase radical.
[3]
Por el contrario fortaleció el modelo neoliberal como paradigma del papel del Estado.