UNA
PROPUESTA PARA SENTIPENSAR A
AGUACHICA.
Jorge
Jaime Espalza
Universidad nacional de Colombia
El sentir pensar, un concepto esbozado por Orlando
Fals Borda y retomado por Arturo Escobar, que pareciera ser una cosa de solo de
académicos, en este momento termina siendo un elemento que necesita nuestra Aguachica.
Sentipensar Aguachica es imperativo, y este sentipensamiento debe regir y dirigir
la acción política ética.
Desde la academia sentipensar constituye un cambio de paradigma, que responde a los
lineamientos de la racionalidad cartesiana y el positivismo; llevando esto a la
política local sentipensar implicaría
el cambio de modelo (paradigma) vigente de hacer política en Aguachica, tanto
de los llamados políticos (politiqueros) como de la misma población,
sentipensar es dejar de pensar con el estómago o el bolsillo, y comenzar a pensar
con el corazón, con los sentimientos.
Sentipensar también debe convertirse es una
propuesta de pedagogía ciudadana, este proceso integrador de “sentir-pensar, sin
duda debe estar asociado a otros procesos básicos de la actividad humana como
persistir, interactuar, actuar, comunicar (M.C. Moraes y S.
de la Torre; 2002). Aspectos claves en una propuesta seria, procesos necesarios
para una nueva forma de hacer política: persistir, interactuar, actuar,
comunicar que se materialicen en la participación acción ciudadana como
presupuesto de la gestión pública.
En este orden de ideas lo PRIMERO es invitar a sentipensar colectivamente a Aguachica,
sentir-pensar, preguntarnos los últimos gobiernos (y con últimos me podemos
contar desde el 1998 a la fecha), que solo han pensado en la posibilidad de
lucro y no han sentido y pensado en la necesidad colectiva de respuestas y
soluciones a problemas tan fundamentales como el agua, el transporte, la
seguridad y empleo.
Conscientes de esta realidad lo SEGUNDO que hay que hacer, es identificar
a quienes con sus prácticas (tamales, tejas, calzones o el frio pago al
contado) reproducen dinámicas marcadas por una abierta y fragante corrupción,
que valga la pena decirlo es legitimada por la misma población.
TERCER paso distanciarse, romper los apasionamientos, las lealtades
para con aquellos que sabemos van recuperar de alguna manera, (generalmente
corrupta), pare ellos y los suyos, lo que “dieron” (invirtieron en campaña) a
cambio de votos.
Sin duda estos son pasos necesarios para
romper la secuencia de malos gobiernos, combatir la corrupción, la de ellos y
la de la gente que legitima la corrupción, que ha llevado a Aguachica a la
situación desalentadora que actualmente se vive, y salir de la situación
acéfala (sin cabeza) o policefala (muchas cabezas, pero sin dirección, que ha
desencadenado en un ambiente de ingobernanza e ingobernabilidad en la que hoy
está sumida Aguachica.
CONTEXTO
Aguachica, la segunda ciudad del
Cesar, tienes las condiciones geopolíticas para ser una ciudad prospera, es
punto estratégico en el corredor sur - norte, paso obligado en la ruta desde y
hacia la costa atlántica, pero además es estratégico en el corredor oriente –
occidente, es decir la comunicación entre el sur de Bolívar y nororiente
colombiano. Esta posición estratégica convirtió a Aguachica en el apreciado botín
para diversos grupos armados, quienes se disputaron el control no solo armado,
sino también político del municipio.
Esta situación ha sido la base de la
actual situación de Aguachica, una crisis que se expresa en tres dimensiones
estrechamente ligadas, lo económico, lo social y lo político.
A finales de los 80’s Aguachica
mostraba dinámicas de desarrollo interesantes, pero en los noventa dos
fenómenos frenarían su crecimiento, por un lado, la violencia, y por otro lado
la apertura económica, estos dos elementos sin duda golpearon la base económica
del municipio, el agro, con efectos profundos en lo económico y lo social.
Desde mediados de los noventa, una nueva
manifestación del conflicto, la expresión paramilitar, llevo a Aguachica a ser
testigo de la una serie de muertes selectivas, muchos de sus líderes cayeron en
esa lógica fratricida, ese fue el crepúsculo de esa larga noche oscura. Una
crisis en lo político, atravesado por lo (para)militar. En respuesta a esta
situación muchos líderes de Aguachica, en un acto de alta ciudadanía, vieron en
el nuevo pacto social, la constitución del 91 y en la coyuntura particular del
municipio, la posibilidad de construir lo que ellos llamaron en su momento, un municipio modelo de paz.
La Consulta Popular de 1995, sin
precedentes en Colombia fue en lo simbólico un éxito, aunque en lo formal no
haya alcanzó a pasar el umbral, se sentía en el ambiente vientos de cambio,
inversión, obras, desarrollo, participación. Pero las dinámicas políticas y las
dinámicas del conflicto convirtieron la consulta y lo que ella significaba, un
elemento lapidario para quienes la gestaron desde la administración del momento
y los líderes sociales.
Esta historia fue el caldo de cultivo
donde germinaron las crisis; en lo
económico la ausencia de fuentes de empleo, poca indicativa de empresa,
pusieron al municipio a merced de dinámicas económicas poco claras, en lo social la violencia menguó los
procesos sociales e impuso la ley del terror y el miedo como lastre al
ejercicio de ciudadanía, y en lo
político con una pobre y menguada ciudadanía el ejercicio de la política se
degradó eligiendo sucesivamente a los peores gobernantes.
Así una crisis económica, una crisis social y una crisis política, hacen de
Aguachica, la tierra querida y una tierra olvidada. Un municipio sin norte
claro, sin cabeza, sumida en la corrupción, donde la opción para mucho fue el
EXODO, ante la imposibilidad de ser y hacer en Aguachica, ser y hacer empresa,
ser ciudadano, hacer política de otra manera.
Pero en las crisis germina también la semilla de la esperanza,
es este panorama el que motiva a convocar a un grupo de personas,
profesionales, empresarios, ciudadanos, hijos de Aguachica, movidos por un
dolor de tierra, a hablar, a soñar con una Aguachica distinta.
Hoy desde el sentipensar como
propuesta ciudadana, plataforma política, una invitación de cambio, quiero
compartir el sueño de construir otra Aguachica, la que todos queremos, pero sería
pretencioso creer que solos podemos, por eso la invitación, no adherir, sino a
construir la Aguachica que nos merecemos.
Todo pueblo tiene el gobierno que se merece, los líderes que se merece, las
empresas que se merece, la sociedad que se merece, y sin duda creemos que
Aguachica se merece otras cosas. Esa es nuestra visión, nuestra invitación es a
construirla con El PODER DE TODOS.
Empleo, Competitividad y Buen Vivir
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